Mujer en libertad

El confinamiento como pretexto para empatizar con las víctimas de violencia de género

La víctima, aislada, permanece recluida por su opresor, aquel que exige dicha situación con imposición, reprimiendo la libertad individual que tiene cualquier ser humano a poder proyectar su esfera social, destruyendo así su individualidad personal.

Durante estos días, he pasado por altibajos emocionales, seguramente derivados de la situación anómala en la que nos encontramos, situación que nunca antes habíamos vivido. Se declaró el Estado de Alarma y, repentinamente, comenzamos a darnos cuenta de que la libertad es un bien de gran valor. Un bien que, si bien es inherente a cada individuo desde que nace, muy pocos damos el valor que representa el hecho de tenerla, puesto que en nuestra mente no se baraja lo contrario.

Enfocándolo desde un punto de vista emocional, donde esa idea de libertad queda completamente desvirtuada, la encontramos en todas aquellas personas que permanecen ocultas bajo una idea errónea de amor incondicional (inexistente, al fin y al cabo), sin ser conscientes de que todo aquel que ama respeta, comprende y cuida con sumo cuidado, evitando causar daño al otro, empujando y estimulando para que crezca, se realice y luche por sus inquietudes. Es esto, en definitiva, lo que nos hace personas.

Es en este punto donde me gustaría hacer un paralelismo respecto a la situación de confinamiento en la que nos hallamos inmersos. Así, hay quien se pasa confinada a manos de sus parejas durante toda su vida y a ojos de la gente son invisibles. Estar confinado no es solo un estado físico, sino también moral y emocional. Y es en estos casos en los que ofrecer apoyo se hace imprescindible, pues ello denota ese apoyo que tanto deseamos y necesitamos. Así, muchas de estas personas se encuentran confinadas sin ni siquiera ser conscientes, por eso es importante hacer saber a quien padece esta situación lo mucho que valen, mostrándoles la posibilidad de que puedan alzar su voz y tomen conciencia de tal situación.

Mujeres, estos días me estáis enseñando que podéis cambiar la dirección de esa lucha, enfocándola hacia vosotras mismas para liberaros de esa cárcel que os oprime y no os permite vivir. Quería aprovechar estos momentos para daros las gracias a todas las mujeres que os dejáis apoyar y que nos hacéis sentir mucho orgullo de la labor que desempeñamos, haciéndonos saber que somos de gran utilidad y que, en definitiva, nos llena para continuar con nuestra labor profesional. ¡Nunca estaréis solas!

Finalmente, me gustaría señalar que, en esta crisis sanitaria, todos somos conscientes de los peligros que entraña el virus y de cómo combatirlo, sabemos que nos esperan muchos retos por superar, pero apenas reparamos en aquellas que, de un modo imperceptible para la mayoría de la población, vienen sufriéndola durante mucho más tiempo de lo que dura esta cuarentena.

Todavía les espera el mayor reto de sus vidas, luchar por su libertad. Darles su apoyo mediante la escucha, el aliento, la comprensión y el cariño. Es aquí donde nuestra labor comienza, pero para ponerla en práctica es necesario que seas tú quien dé el primer paso. Sé valiente y déjate ayudar.

 

Yolanda Ledesma Casado 

Trabajadora Social del Programa Fortaleza

Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres

Mujer en libertad

900 100 009

Número gratuito de atención a mujeres víctimas de violencia machista

 

Horario: de lunes a viernes, 9:00 – 21:00 horas