Prostitución: Derribando el mito de la mera transacción económica

En un nuevo encuentro con nuestra compañera Selma Martínez-Capilla, socióloga y técnica de intervención de los programas Alternativa y Brújula, abordamos la realidad de la prostitución tratando de ir más allá de lo que, en principio, pudiera parecer un fenómeno sencillo.

Según la RAE, ‘’prostitución’’ se define como ‘’actividad de quien mantiene relaciones sexuales con otras personas a cambio de dinero’’. Sin embargo, este puñado de palabras no define, en absoluto, la realidad de las mujeres en situación de prostitución.

Para acercarnos al fondo de la cuestión es indispensable abordar términos como patriarcado (las mujeres son el producto, los hombres los que eligen a quién comprar), capitalismo (son las mujeres sin recursos las que mayoritariamente se ven abocadas a la prostitución) y globalización (como cualquier otro producto, las mujeres a la venta provienen de todos los rincones del mundo).

Soy dueña de mi cuerpo

Ver: Prostitución y salud

El neoliberalismo nos dice que la prostitución es una opción. Sorprendentemente, solo para las niñas y mujeres. Ellas son objetos de mercado, ellos, compran. Y la oferta responde a la demanda. Perfecto.

Si nos enfocamos en el ‘’consentimiento’’, estamos poniendo el foco sobre las mujeres y no sobre los que ejercen violencia sobre ellas. Y no solo eso, ¿se está dando el consentimiento en un contexto de verdadera igualdad y libertad?

Si tenemos en cuenta el fenómeno de la feminización de la pobreza, podemos afirmar que la respuesta es no. Las mujeres tienen una probabilidad mucho más alta de encontrarse en una situación de pobreza que los hombres, y a la par, de encontrar menos salidas a la misma que estos últimos. Factores sociales, económicos, familiares etc. hacen que no sea realista hablar de consentimiento. Hablamos de necesidad, lo que convierte en una falacia la libre elección.

A falta de recursos como la formación, o el acceso en igualdad a un puesto de trabajo sumado a cargas familiares o simplemente a la necesidad de sobrevivir, muchas de estas mujeres han recurrido a lo que sí tienen: su cuerpo.

En un contexto en el que tanto hombres como mujeres tenemos interiorizado que el cuerpo de estas últimas está para satisfacer los deseos de los hombres, y que la violencia en el sexo es no solo deseable sino aceptable (en gran parte gracias al porno), consumir prostitución es una gran alternativa.

»Si con tu pareja no consigues lo que ves, consumes prostitución porque ellas sí hacen esas cosas. Si tienen un desgarro vaginal siguen, porque si no, no cobran».

Violentadas y estigmatizadas

Selma nos habla de los sentimientos que esto produce en las mujeres a las que ella ve día a día: ‘’soportan a los puteros, y, además, tienen que ocultar que lo están haciendo’’. Es decir, son receptoras de una de las formas más extremas de violencia machista, y a pesar de ser la parte violentada en esta desigual relación, el estigma cae sobre ellas, no sobre los puteros.

Lo que ‘’está mal’’ y hay que ocultar, es estar en situación de prostitución. El irse de putas es ocio.

Y todo esto, con una sonrisa. Se impone la necesidad de ‘’seguir viviendo sin molestar, tanto al putero, como a la sociedad’’.

Covid y vulnerabilidad económica extrema

Ver: prostitución y covid

Durante el confinamiento duro, aquellas que continuaron en prostitución se vieron tremendamente expuestas, tanto al contagio como a la violencia extrema.

Los hombres que ‘’se atrevieron’’ a demandar prostitución exponiéndose no solo a ser contagiados sino a ser sancionados por transgredir las restricciones de movilidad, tenían algo en común: eran personas especialmente violentas, dispuestas además a aprovechar la extrema vulnerabilidad del momento.

En los foros de puteros, abiertamente, intercambiaban éstos ideas y consejos acerca de qué manera podían aprovecharse (más) de estas mujeres, dada su renovada vulnerabilidad gracias a la pandemia: regateo de precios, prácticas violentas y un largo etcétera.

Una Ley Abolicionista: penar al que violenta, reparar a la persona violentada

Es muy común hablar de trata con fines de explotación sexual como algo negativo que debe erradicarse. Cuando se habla de prostitución, a veces olvidamos que el fin es el mismo, la utilización del cuerpo de otra persona a cambio de dinero. De hecho, un alto porcentaje de mujeres en situación de prostitución, son víctimas de trata.

Desde el abolicionismo, consideramos que son los puteros los que deben ser sancionados y lo recaudado a través de estas sanciones, invertido en la reparación de las mujeres. Penar al que violenta, reparar a la persona violentada y promover un contexto social que permita a las mujeres realizarse dentro de los márgenes de los derechos humanos.

En España, el proxenetismo y la trata están penadas, pero la prostitución se mantiene en un limbo de alegalidad. Esperamos ver realizado el reciente anuncio acerca de las intenciones del PSOE de trabajar por una ley abolicionista.

De materializarse ésta, no solo para las mujeres en situación de prostitución se abrirían nuevas vías de salida y reparación, sino que todas las mujeres seríamos reconocidas, por fin, como personas de igual valía que los hombres, dueñas de nuestro cuerpo y deseo sexual.

A este último respecto, señalar que una posible ley, debería, además, educar a los y las jóvenes en el deseo mutuo y la responsabilidad afectiva.

Nuestros Programas: Alternativa y Brújula

VER: Feminización de la Pobreza y Cultura de la Violación

Desde la Comisión trabajamos siempre desde la perspectiva abolicionista, con un enfoque similar al utilizado con las mujeres que la legislación describe como víctimas de violencia de género.

Desde el Programa Alternativa nos movemos a los diferentes escenarios de prostitución para detectar posibles víctimas de trata, conocer de primera mano las necesidades de las mujeres y también, para acompañar, escuchar. En estos encuentros, además, se les dan a conocer los recursos gratuitos a los que pueden acceder, entre ellos, el Programa Brújula.

Desde este último, y haciendo uso de nuestros Centros Alternativa, ofrecemos una atención más en profundidad. En este espacio, un entorno seguro en el que pueden expresarse abiertamente, reciben atención psicológica, social y jurídica, clases de español, así como talleres sobre aquellos temas más demandados.

‘’Hace mucho que nadie les pregunta ¿Qué queréis?’’

Atendemos aquellas demandas que nuestros servicios cubren, y derivamos a otros recursos cuando es necesario. Empezamos preguntándoles qué quieren, qué necesitan… en ocasiones, llevan tanto tiempo sintiéndose objetos de consumo que no saben que responder. Pero el tiempo y el apoyo funcionan.

En casos de necesidad extrema, demandan tanto productos de bebé, como anticonceptivos y acceso a la IVE. Aquellos casos en los que las necesidades básicas están cubiertas, lo más demandado es el acceso al empleo.

¿A qué empleo? Los deseos e intereses son diversos, claro está.

Ahora solo necesitan oportunidades.

Haz clic para acceder a la intervención completa de Selma.

Co-financiadores del Programa Alternativa:

 

 

 

 

Co-financiadores del Programa Brújula: