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«Cuando el maltrato se cronifica ya forma parte de la normalidad» Mujeres mayores y Violencia de género II

La semana pasada os adelantamos en nuestro blog la primera parte del directo que organizamos a través de Clubhouse para abordar la Violencia de Género en mujeres mayores con Natividad Hernández-Claveríe Gala, experta en intervención en casos de violencia de género y Psicóloga del Programa Fortaleza de la CIMTM. 

A continuación, compartimos la segunda, (y última parte) de lo más destacado de esta conversación que podéis escuchar de nuevo en Clubhouse. 

Identificar la violencia desde el entorno

A menudo, el entorno social y familiar, e incluso los y las profesionales de la atención sanitaria y social relacionan lesiones y comportamientos que asociarían fácilmente a la violencia de género en mujeres más jóvenes, con el proceso de envejecimiento, cuando se trata de mujeres mayores.

En el caso de la violencia de género hacia mujeres mayores, se da la particularidad de que, por lo general, es perpetrada por la pareja con la que han convivido durante décadas, y, por tanto, experimentan una violencia que ha pasado a formar parte de sus vidas, lo que hace que muchas no la consideren como tal.

Esa falta de autorreconocimiento como víctimas dificulta que pidan ayuda o denuncien. Por ello es de vital importancia que desde el entorno más cercano se detecte la violencia cuanto antes y puedan ser derivadas a una atención especializada.

La primera parte de nuestra intervención consiste en aclarar su confusión y conseguir dos objetivos: identificar la violencia que sufren y desprenderse de roles de género impuestos desde la infancia, como que la mujer debe estar a disposición de los varones y complacer a los demás. “Cuando el maltrato se cronifica ya forma parte de la normalidad” resalta Nati.

¿Qué factores influyen en que las mujeres mayores aguanten en relaciones de maltrato?

Aunque debemos tener en cuenta muchos factores sociales, desde el punto de vista de Nati, la falta de independencia económica es uno de los mayores obstáculos a los que se enfrentan las mujeres que sufren violencia de género.

Para que una mujer pueda salir de la violencia debe tener recursos económicos y un medio para ganarse la vida, sin esta independencia ni siquiera se pueden plantear salir de esa relación.

Debemos tener en cuenta que antes no existía una ley contra la violencia de género, la mujer carecía completamente de derechos y cuando asistían a la Policía para pedir ayuda, el mensaje que se les transmitía era “aguanta y pórtate bien”. De ahí la importancia en que haya una ley que ampare a las mujeres.

¿Cómo trabajamos desde el Programa Fortaleza?

Si en la intervención con mujeres jóvenes los esfuerzos se centran especialmente en romper la dependencia emocional con el maltratador, en la intervención con mujeres mayores la terapia se dirige a potenciar la autoestima y recuperar su identidad.

En cuanto a las necesidades específicas de las mujeres mayores víctimas de violencia de género “Es fundamental que haya una mayor sensibilización social las mujeres que pertenecen a esta generación han estado sometidas a un cotidiano maltrato psicológico y violencia sexual.

La cantidad de situaciones de violencia psicológica que concurren en el entorno privado son muy difíciles de demostrar, y en muchas ocasiones son las propias mujeres las que las ocultan porque están educadas en el “no grites que te van a escuchar los vecinos” o “aguanta por tus hijos”.

Entre los cambios que tendrían que producirse para que estás mujeres dejen de ser las grandes olvidadas, nuestra experta destaca que deben perder la vergüenza y la pena hacia el maltratador, puesto que lo justifican con frases como “me quiere a su manera” o “en el fondo me quiere”

Por otro lado, también se debe asegurar su confianza en las instituciones a la hora de denunciar la situación de violencia. “Lejos de exagerar sus vivencias, muchas mujeres incluso las minimizan por vergüenza y ocultan la mayoría de sus experiencias” denuncia Nati, en base a su intervención psicológica con mujeres dentro del Programa Fortaleza de la Comisión.

La discriminación histórica de las mujeres

Este mes se ha conmemorado el 8M, Día Internacional de la Mujer y aunque hay mucho que celebrar por todos los avances sociales y jurídicos alcanzados gracias al movimiento asociativo feminista, todavía quedan muchos asuntos pendientes de la agenda feminista como la abolición de la prostitución o la total erradicación de la violencia de género.

Durante el encuentro hicimos un ejercicio de memoria histórica para recordar las discriminaciones que han sufrido las mujeres:

  • A partir de 1939 se prohibió el matrimonio civil y el divorcio
  • La mujer casada tenía una situación legal similar a los menores de edad
  • En 1942 se impuso que la mujer dejase de trabajar al casarse si el marido tenía unos ingresos mínimos, y si se reincorporaba debía estar autorizada por el marido.
  • No podían ejercer ciertas profesiones, como las militares, notariales, de diplomacia
  • Se prohibió la educación mixta. Y aunque las mujeres podrían acceder a estudios medios y superiores, no era habitual ni estaba bien visto.
  • El feminismo se convirtió en algo antifemenino, antinatural y anticristiano.
  • Hasta 1978 si la mujer cometía adulterio se consideraba delito con pena de cárcel y multa. Pero si era el marido solo se consideraba delito si había escándalo público y mantenían una relación marital sin estar casados ( amancebamiento).
  • Hasta 1981 las mujeres necesitaban el permiso de su marido para trabajar, sacarse el pasaporte, obtener el carné de conducir y abrir una cuenta corriente en el banco.
  •  El artículo 416 del Código Civil castigaba con cárcel o multa a quienes facilitaran cualquier medio para producir el aborto o evitar la concepción.
  • Los roles masculino y femenino tenían que estar totalmente diferenciados: Las características atribuidas a las mujeres eran el instinto, la humildad, el control de sus sentimientos, la sensibilidad y su capacidad de sacrificio
  •  Su ámbito natural debía ser el hogar. Su función en la sociedad era casarse, tener hijos y dedicarse a las tareas de la casa.
  • La suma todo ello hizo que se impusiese un modelo de mujer dependiente de un varón de su familia, ya fuera el padre, el marido o el hijo. Las mujeres que se opusieran a este modelo eran castigadas mediante violaciones, agresiones sexuales, encarcelamientos y torturas.

Hasta 1975 las mujeres vivieron y sufrieron las consecuencias de un sistema patriarcal y machista que las tenía totalmente oprimidas. En ese año, la ONU declaró el Año Internacional de la Mujer y hubo muchos congresos internacionales, campañas y acciones para concienciar sobre la situación de las mujeres.

La factura de un machismo estructural

Han pasado casi 50 años y aun así todavía quedan importantes secuelas. “Los cambios son lentos y no podemos olvidarnos de las mujeres que viven en zonas rurales y en situaciones más desfavorecidas, donde la violencia de género y el machismo están a la orden del día.”

Al preguntar a nuestra experta por la evolución social en la percepción de la violencia de género, su respuesta no termina de ser totalmente esperanzadora “Yo miro para atrás y veo grandes avances, quiero mirar hacia adelante y quiero ver que las mujeres no se queden atrás en la independencia económica. Darles a las mujeres posibilidades reales de ser libres. Veo mucho avance y también mucho por avanzar.”

En este sentido recordamos cómo el testimonio de Ana Orantes supuso un antes y un después en la tolerancia social ante la violencia de género, ya que muchas mujeres se sintieron identificadas y la violencia en el ámbito de la pareja paso a considerarse un problema social y estructural que las instituciones debían atajar.
Lamentablemente cada muerta y menor asesinados da un paso adelante para que la sociedad tome conciencia.”

Nuestra experta también hace un llamamiento a los hombres, pues “son definitivos en nuestra lucha” todos se van a beneficiar si en lugar de tener a las mujeres sometidas, las consideran sus iguales y compañeras.

Por ello terminamos la conversación insistiendo en la necesidad de educar a las generaciones más jóvenes en relaciones afectivo-sexuales basadas en la igualdad y en el respeto mutuo.

Recordamos nuestro teléfono de atención gratuito dirigido a mujeres en situación de maltrato. Como asegura Nati, al contarnos tu situación “No serás juzgada, sino comprendida

900 100 009

 

‘’Educadas en la complacencia masculina’’ Mujeres mayores y Violencia de Género I

El pasado 10 de marzo organizamos un directo a través de Clubhouse para abordar la Violencia de Género en mujeres mayores. Para la ocasión, contamos con Natividad Hernández-Claveríe Gala, experta en intervención en casos de violencia de género y Psicóloga del Programa Fortaleza de la CIMTM.

Si bien el maltrato hacia las personas mayores tiene cara de mujer, no hay que confundirlo -sea en un contexto de violencia intrafamiliar o no- con la violencia de género, ya que presentan características diferentes, aunque en ocasiones se superpongan y sumen factores de vulnerabilidad.

El maltrato hacia las personas mayores sustentado en el edadismo, puede tener lugar por diversos factores personales, económicos, psicológicos o relacionales entre maltratador y víctima; sin embargo, la violencia de género tiene una motivación de control y dominación que responde a patrones machistas.

Según el Estudio sobre las mujeres mayores de 65 años víctimas de violencia de género, las razones por las que las mujeres encuestadas refieren haber permanecido en la relación de pareja con el maltratador son diversas:

  • El 35% admitieron haber tenido miedo a que las mataran.
  • Tres de cada diez indican que este tipo de violencia era aceptado por la sociedad en aquellos momentos, (el 13% señala que no se admitían denuncias por violencia de género)
  • El 32% manifiesta que lo hizo por sus hijos e hijas.

La violencia de pareja contra las mujeres mayores tiene un carácter multiforme, puede producirse en contextos de fragilidad y dependencia de la mujer necesitada de cuidado, o sin que existan estas circunstancias y la mujer mayor mantenga un elevado grado de autonomía personal. En el primero de los casos, la violencia genera aún mayor dependencia a la mujer e incrementa su aislamiento del entorno. Muchas mujeres mayores que ejercen de cuidadoras principales de sus parejas sufren también violencia por parte de éstos. En cualquier caso, se puede encontrar “una especial vulnerabilidad de la víctima asociada a la edad”.

Pese a esta realidad, los medios de comunicación y los recursos especializados apenas se dirigen hacia las víctimas de mayor edad. En palabras de Natividad “las mujeres mayores han sido las grandes olvidadas. Forman parte de una generación a la que se le presta menos atención. Sin embargo, en base a nuestra experiencia, son las que sufren mayor intensidad y frecuencia de violencia. Tenemos una deuda con ellas”

Terapia con grupos de mujeres mayores

Nadie te va a comprender mejor que alguien que ha pasado por tu misma situación, por esta razón Natividad valora muy positivamente las terapias en grupo con mujeres mayores.

“Muchas veces no saben ver su propia situación”, escuchar los testimonios y vivencias de otras mujeres en terapia en las mismas circunstancias hace que muchas de ellas sean conscientes, identifiquen la violencia de género e incluso dejen de justificarla.

Para nuestra experta, la pregunta del millón es “Y si esto que te está haciendo a ti le pasa a tu hija, ¿qué le dirías?’’ Sin dudarlo, las mujeres responden siempre “que dejen la relación”, pero esos consejos no se los suelen aplicar a sí mismas.

El gran problema es que son mujeres que están educadas en la complacencia masculina, por ello enfrentarse a la violencia de género les supone un gran conflicto con los principios y valores de la unidad familiar que les han inculcado.

Muchas de estas mujeres vivieron, desde su primera juventud, sometidas a sus maridos y dedicadas a la crianza. Estas circunstancias, las mantuvieron al margen de valores fundamentales como la amistad y sororidad. Los grupos suponen una nueva oportunidad para redescubrirlos, y para desarrollar vínculos fuertes, importantes y muy duraderos.

La importancia de estos espacios de encuentro queda patente en el estudio de la DGVG sobre violencia de género en mujeres mayores. Cuando se pregunta a las encuestadas cuáles son sus necesidades prioritarias, un 15% solicita “ayuda para sentirse menos sola” y un 14% quisiera participar en grupos de autoayuda con otras mujeres en su misma situación.

La próxima semana publicaremos la segunda parte de este encuentro sobre Violencia de género en mujeres mayores, mientras tanto puedes volver a escuchar la conversación en Clubhouse. 

Violencia de genero en mujeres mayores