Llamamiento a la reflexión
Tras el suceso acontecido en Málaga desde la Comisión para la Investigacion de Malos Tratos, hacemos un llamamiento a la reflexión. Aunque el caso haya sido archivado por falta de pruebas, todas y todos debemos cuestionarnos el trato que socialmente se le ha concedido.
Desde los medios de comunicación, ha habido cierta tendencia a equiparar la situación de las distintas partes implicadas en los hechos. Programas de televisión presumían de haber invitado a la chica a contar libremente también su versión de la historia, aunque esta lógicamente se había negado. Sin embargo, estas invitaciones a la libre expresión quizá no hayan tenido en cuenta la falta de libertad en la que vivimos las mujeres. Carencia que ha sido visibilizada con este trágico suceso en Málaga.
En primer lugar, debemos hacer frente a una cultura machista que nos oprime y nos concibe como seres vulnerables. Ante el riesgo de violación, las precauciones por supuesto, las tomamos nosotras. Protagonizamos un cuento basado en el miedo, evitando las zonas oscuras y solitarias, estando siempre bien alerta ante peligrosos desconocidos.
También se nos juzga constantemente, poniendo en tela de juicio nuestras palabras. En nuestro caso, siempre cabe la posibilidad de que mintamos, manipulemos o exageremos la realidad. Por supuesto, cabe la posibilidad, pero, y en otros casos??? ¿Se duda sistemáticamente del testimonio de otras victimas?
En esta cultura machista basada en la opresión a la mujer y el miedo parece que las soluciones radicales no existen. La violación se normaliza, “siempre va a existir” y es entonces cuando debemos asumirla e intentar evitarla en la medida de nuestras posibilidades. Si podemos comprarnos un silbato y evitar ir solas, mejor que mejor.
Centrar la solución de la violación en las mujeres, situa el origen y por tanto, la culpa en las mujeres cuando recordemos, somos las víctimas de un abuso de poder a través de una agresión sexual.
Desde la Comisión invitamos a cuestionar el enfoque que ha recibido este suceso, dirigiendo la visión hacia una solución radical y definitiva. El machismo ha de combatirse sin asumir que va a existir siempre y solo puede “evitarse” de manera individual. Estamos convencidas de que una educación sexual sana basada en la igualdad y el respeto eliminaría del imaginario colectivo las prácticas sexuales basadas en la sumisión de un sexo ante el otro y por tanto, del maltrato y el abuso de poder.
En este caso, las redes sociales no ayudan al combate de la desigualdad y la opresión. Las vulneraciones de derechos se difunden en cuestión de segundos y la agresividad y el odio se expanden sin filtro alguno. De nuevo, parece que no hay nada que hacer y solo podemos prevenir y evitar un abuso que siempre va a existir.
¿De verdad estamos dispuestas y dispuestos a vivir esta realidad?
Desde la Comisión gritamos un “no” rotundo. Nos negamos a vivir con miedo por el hecho de ser mujeres, nos negamos a asumir las prácticas culturales que han sido construidas por el patriarcado y por supuesto, nos negamos a la falta de voluntad para el cambio.
Entre todas y todos podemos alcanzar la igualdad y el respeto transformando la sociedad en una realidad digna en la que las prácticas sexuales se elijan libremente y no se juzguen socialmente. Impliquémonos en la lucha, cuestionemos todas las acciones que se dan por hecho debido a su frecuencia y cotidianidad. El camino es duro y largo pero si realmente queremos lo alcanzaremos.