Llamamiento internacional ante la situación de emergencia de las mujeres y niñas afganas

La llegada de los talibanes al poder en Afganistán ha puesto en alerta a todas las organizaciones feministas que luchamos cada día por erradicar la terrible violencia que se ejerce contra las mujeres por el mero hecho de serlo.

El régimen talibán que se impuso desde 1996 hasta el año 2001 implicó una terrible persecución hacia las mujeres: los talibanes prohibieron a las mujeres y niñas los derechos más elementales, como trabajar fuera de casa , el acceso a la educación y la sanidad, hablar en público y mostrar su cuerpo.

Sin embargo, los 20 años de ocupación del territorio por parte de las tropas estadounidenses y sus aliados de la OTAN, no han supuesto la panacea para las mujeres, sobre todo en las zonas rurales, donde su situación no ha mejorado mucho, aunque sí se han producido ciertos avances en las áreas urbanas donde muchas mujeres han podido acceder a la universidad y al trabajo, ostentar cargos públicos o participar en política.

Conviene recordar datos que explican por qué Afganistán es uno de los países más peligrosos para la vida de las mujeres: dos tercios de las jóvenes afganas no están escolarizadas, el 80 por ciento de las mujeres siguen siendo analfabetas, más de la mitad han sufrido violencia machista en el seno de su propia familia y afrontan matrimonios forzosos antes de los 16 años.

La Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA), lleva denunciando la vulneración de los derechos de las mujeres y niñas afganas desde 1977, y leyendo la lista de restricciones y maltratos que imponen los talibanes a las mujeres, podemos hacernos una idea de la infernal vida que les espera si no hacemos nada para impedirlo.

En Afganistán no hay leyes que defiendan a estas mujeres. Los maltratos, las agresiones y los abusos no terminan en un juicio, sino en tribunales talibanes o “mecanismos tradicionales de solución de controversias” integrados por hombres que discriminan sistemáticamente a las mujeres.

Con este panorama previo esbozado, no nos engañemos, los talibanes solo son la cara más salvaje del machismo estructural incrustado en la sociedad afgana. El resultado es una cultura de permanente impunidad de los delitos contra la mujer y de los abusos a los derechos de la mujeres y niñas.

Durante todos estos años muchísimas mujeres activistas, periodistas, políticas, juezas y diputadas han sido inhabilitadas en el parlamento y ahora se enfrentan a la persecución, a la violencia y a las amenazas de muerte inminentes de los talibanes.

Desde la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres nos unimos al llamamiento a la comunidad internacional para que no se sacrifiquen los logros que tanto les ha costado alcanzar a las mujeres afganas, y que se ofrezcan garantías de refugio, apoyo y protección de sus derechos humanos.

En esta línea, la Comisión se ha adherido a los manifiestos emitidos por: FÓRUM de Política Feminista y periodistas activistas en colaboración con Clásicas y Modernas con los que se exige a los gobiernos que abran sus puertas y protejan a las mujeres y niñas afganas.

No basta con que los gobiernos u organismos internacionales muestren su indignación públicamente, sino que, ante cualquier atentado a los derechos humanos, se imponga la toma de decisiones políticas y medidas urgentes.

Ante esta crisis humanitaria en la que no podemos mirar hacia otro lado y abandonar a las mujeres a su suerte, exigimos a los gobiernos e instituciones competentes, la adopción de medidas urgentes y en especial:

– Mantener abiertas las fronteras para que todas las personas que deseen abandonar Afganistán, huyendo de un poder fanático impuesto por la fuerza de las armas. puedan hacerlo en condiciones de seguridad.

–  Diseñar e implantar de manera urgente, un plan de asilo y acogida a la ciudadanía afgana, siendo especialmente ágil y directa en el caso de las mujeres y niñas en especial situación de riesgo, sea por haber desempeñado tareas profesionales prohibidas por los talibanes, asistido a escuelas y universidades u otros motivos.

– Velar porque se respete el derecho de las mujeres en Afganistán a circular libremente y con seguridad, y a seguir estudiando y trabajando sin restricciones ni temor a represalias.

– Prevenir, investigar, castigar y conceder una indemnización por los actos de violencia cometidos contra las mujeres y niñas.

– Promover la cooperación internacional para eliminar la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica.

– Garantizar a través de un compromiso público que no se sacrificarán los derechos de las mujeres, especificando que cualquier acuerdo político deberá garantizar de forma explícita los derechos de las mujeres.

– La aplicación de los principios de igualdad que rigen el Convenio de Estambul y el cumplimiento de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) a la que Afganistán se adhirió sin reservas en 2003.

 

Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres

Los grandes encuentros deportivos como factor desencadenante de la violencia machista

Ciertos contextos exacerban las masculinidades tóxicas, y son particularmente favorables a que los hombres paguen su frustración con sus parejas, agrediéndolas físicamente . Los encuentros deportivos son uno de esos contextos.

La relación entre una derrota deportiva y un aumento drástico de la violencia contra las mujeres se viene observando desde hace varios años, sobre todo en acontecimientos destacados como la Copa Mundial de Fútbol.

Desde 2014, Inglaterra ha decidido llamar la atención sobre este fenómeno con una campaña de sensibilización a gran escala. Así, en 2014, la asociación británica «Tender- Acting to End Abuse » compartió en Youtube este impactante vídeo en el que se ve a una mujer esperando con miedo el resultado del partido de Inglaterra en la Copa Mundial, seguido del mensaje: «Nadie deseaba más la victoria de Inglaterra que las mujeres ».

La campaña de sensibilización se basa en los resultados de un estudio llevado a cabo y publicado por la Universidad de Lancaster en 2014 , según el cual la media de incidentes de violencia doméstica en los días en los que Inglaterra jugaba era de 79,3 frente a los 58,2,  en aquellos días en los que el equipo no jugaba.

El estudio demuestra que durante los grandes torneos se combinan varios factores de violencia: se celebran en verano asociándose a temperaturas más cálidas, a un mayor consumo de alcohol y a una mayor proximidad entre los individuos.

De este modo, «el prestigioso torneo de la Copa Mundial concentra los factores de riesgo en un periodo corto y volátil, intensificando así los conceptos de masculinidad, rivalidad y agresión ».

En la misma línea, las alarmantes cifras de la Eurocopa 2021, confirman esta hipótesis: La violencia doméstica se incrementa en un 26% cuando el equipo nacional gana y en un significativo 38% cuando pierde, según el Centro Nacional para la Violencia Doméstica del Reino Unido.

No se trata de un hecho aislado

Este notable incremento de la violencia machista no es un hecho aislado de Reino Unido, también se observa en otros países: un estudio titulado «¿Son compatibles el fútbol y el respeto de las mujeres? »,  demuestra que la misma tendencia se constata en Bélgica, con múltiples agresiones machistas producidas durante la Copa del 2018, y en Sudáfrica, con un aumento del 30% de la violencia de género en la Copa Mundial de 2010.

Tal y como explica la periodista francesa Emilie Tön , «los grandes acontecimientos deportivos no provocan la violencia doméstica, ya que los agresores son los únicos responsables de sus actos, (…) pero los niveles de consumo de alcohol asociados a la naturaleza altamente emocional de estos acontecimientos parecen aumentar la frecuencia de los incidentes ».

Por otro lado, el estudio «Son compatibles el fútbol y el respeto de las mujeres» insiste en que el fútbol no es el único deporte implicado: según el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, la violencia machista también aumenta durante los partidos de fútbol americano, especialmente durante la famosa SuperBowl. En este sentido, todo apunta a que se repite el mismo fenómeno en todas las manifestaciones deportivas en las que se desarrolla el culto a la virilidad.

Con todo ello, y a la luz e los datos arrojados por los estudios previamente mencionados, se puede confirmar la relación existente entre los grandes eventos deportivos y la violencia machista.

Si bien los Juegos Olímpicos de este año parecen haber puesto a las mujeres en el punto de mira y han contribuido a combatir los estereotipos, también deberían servir para recordar que el deporte nunca es una excusa para la violencia machista.

 

Marie Vilar, Voluntaria de la CIMTM