La Prostitución y la Trata de Mujeres con Fines de Explotación Sexual son dos fenómenos intrínsecamente unidos que afectan mayoritariamente a las mujeres que se encuentran en extremas situaciones de vulnerabilidad, en su mayoría, procedentes de países con mayores dificultades.
La Prostitución es una cuestión de género, teniendo en cuenta que son las mujeres y transexuales mujeres en un 97%, las personas en situación de prostitución, frente a un 3% de hombres. En cuanto a las personas que demandan servicios de prostitución, el 99% son hombres, incluida la demanda de prostitución masculina. Por tanto, el sujeto prostituido es principalmente mujer, y el sujeto que demanda prostitución es mayoritariamente hombre.
La Prostitución, es un claro atentado a la dignidad humana, a la integridad física, psicológica y sexual, estando considerada la esclavitud del siglo XXI. Es por tanto la forma de violencia sexual más invisible que se ejerce contra las mujeres.
La existencia de la Prostitución y la Trata de Mujeres con Fines de Explotación Sexual en la actualidad pone en cuestión la eficacia de las políticas de igualdad desarrolladas hasta el momento.
Abordar el fenómeno de la Prostitución de un modo integral, teniendo en cuenta que las instituciones y los poderes públicos tienen obligación de proteger a las personas más vulnerables, así como a todas aquellas que han sufrido violencia por razón de género, y deben garantizar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, es el punto de partida para atajar este fenómeno.